miércoles, 18 de julio de 2012

Especial: “75 años de magia: el legado en peligro”


El Caldero Mágico fue la película animada más complicada hasta su tiempo. De hermosa factura aunque con una historia que no funcionaba. Aunque hizo avanzar el arte de la animación, carecía de una historia fuerte, de emoción y de personajes entrañables. La primer tercera parte de la película funciona muy bien, hasta que conocen a unas criaturas mitad hada y mitad duende en la cueva y la historia deja de ir a ningún lado.

“El Caldero Mágico fue un intento admirable pero una idea mal guiada” diría más tarde Jeffrey Katzenberg, fundador de DreamWorks y entonces director de Disney Pictures. La idea de hacer una película oscura para las audiencias adultas alejo a los niños y además traicionó al niño interior al que apelan las películas Disney. El fracaso de esta película provocó que los animadores fueran movidos del icónico estudio de Walt a una bodega en Glendale, dos millas lejos. Glen Keane recuerda que con esa mudanza se fue la tradición pues ya no podían recurrir al material de las películas pasadas para inspirarse, no había ventanas ni arboles a los cuales mirar ni ardillas.
Aun así, las dificultades que enfrento Disney Animation en Glendale los motivaron para hacer cosas grandiosas y volver algún día a Burbank. John Musker recuerda que había la sensación en los ejecutivos de que esas películas ya no funcionaban, ante el éxito de Star Wars y los filmes de Spielberg, y aunque había talento para hacer una Blancanieves o un Pinocho, no había permiso para hacer algo así.

Ron Clements recuerda que había un estigma de que Disney era para niños y aunque ellos estaban en sus veintes, personas de su generación ya ni siquiera sabían que Disney seguía haciendo películas animadas. Habría que hacer algo. 

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